En la Grecia Antigua (más o menos durante el primer
milenio antes de Cristo) un rapsoda era un recitador o pregonero ambulante que
cantaba poemas homéricos u otras poesías épicas. Los aedos también lo hacían,
pero a diferencia de los rapsodas los aedos componían las obras que declamaban.
Los rapsodas se limitaban a declamar y recitar las obras de otros. A Homero se
le consideraba un rapsoda ya que recitaba los dos poemas épicos por los que es
conocido hoy en día: la Ilíada y la Odisea. También los transmitió por escrito
puesto que han llegado hasta la actualidad, pero no se tiene constancia de que
él fuese el autor original y por eso se le considera más un rapsoda que un
aedo.
Los rapsodas, como así lo hacía seguramente también
Homero, recorrían las ciudades de la Hélade prestando sus servicios como poetas
y cantores, por los que recibían honorarios. También recitaban sucesos del
pasado resaltando así las figuras de reyes y próceres de sus pueblos. En
resumen, cantaban y recitaban en las fiestas populares, ferias y talleres. Se
referían a la historia de la comunidad, las hazañas del país y triunfos
militares. A diferencia de los aedos, no utilizaban acompañamiento musical.
Estaban sujetos a un texto escrito, por lo que no podían improvisar. Los
rapsodas utilizaban el rapdos, una vara para acompañar su canto. Por lo
general, eran poseedores de una memoria prodigiosa, al menos en la época en que
la escritura no estaba todavía inventada en Grecia y la memoria y la oralidad
eran las únicas herramientas posibles de transmisión de cantos y poemas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario