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martes, 3 de marzo de 2015

SóFOCLES


Sófocles nació en Colono, una aldea cercana a la ciudad de Atenas, dentro de una familia de posición acomodada, en 497 o 496 a. C., según datos de la Crónica de Paros, o en 495 a. C., según el anónimo autor de la Vida de Sófocles. Era hijo de Sófilo, un fabricante de armas. Uno de sus maestros fue Lampro, que lo instruyó en la danza y le enseñó a tocar la lira. A los 16 años estaba al frente del coro que celebró con un peán la victoria de la batalla de Salamina, en el año 480 a. C., donde también participó Esquilo como combatiente y el mismo año que nació Eurípides.

Se le atribuía belleza física pero voz débil. Le gustaban los ejercicios gimnásticos, la música y la danza. Algo más tarde del año 460 a. C. se casó con Nicóstrata, con quien tuvo un hijo, Iofonte, que se dedicó también a la tragedia. Ya con cincuenta años se enamoró de una meretriz, Teóride de Sición. Con ella tuvo a Aristón, que a su vez fue padre de Sófocles el Joven, por quien Sófocles sentía gran estima y que llegó a ser también escritor de tragedias. La Suda menciona los nombres de otros tres hijos de Sófocles de los que no existen más datos.

Participó activamente en la vida política de Atenas. En 443 o 442 a. C. fue elheletómano, cargo que desempeñaba la persona dedicada a administrar el tesoro de la Liga de Delos. Gracias, en parte, al éxito de su obra Antígona, representada en el año 442, fue elegido estratego, cargo que desempeñó por primera vez durante la Guerra de Samos bajo la autoridad de Pericles, pero la flota que dirigía fue derrotada por Meliso. Es posible que también fuera estratego en el conflicto contra los habitantes de Anea del año 428 a. C. y en 423/422 a. C., en época de Nicias. En 413-411 a. C. perteneció al Consejo de los Diez Próbulos, formado en Atenas tras el fracaso de la Expedición a Sicilia. Según el biógrafo anónimo de su vida, no se distinguió especialmente por sus dotes como político pero amó su ciudad y rechazó invitaciones de autoridades importantes de otras ciudades con tal de no abandonar Atenas. Un relato anecdótico contaba que, habiendo desaparecido una corona de oro de la Acrópolis Heracles se le apareció a Sófocles y le indicó dónde se hallaba. Después de que la joya fue recuperada, Sófocles empleó la recompensa que recibió en construir un santuario dedicado a Heracles denunciador.

Según la Suda fue autor de 123 tragedias, pero el anónimo autor de la Vida de Sófocles dice que Aristófanes de Bizancio conoció 130 obras atribuidas a Sófocles pero consideró apócrifas 17 de ellas. Participó por vez primera en las Grandes Dionisias de 468 a. C., donde venció a Esquilo. En total, compitió en 30 concursos de las fiestas Dionisias: venció en 18 de ellos. Además venció 6 veces en las Leneas.
Fue también un teórico: Escribió un tratado Sobre el coro, que se ha perdido, se le atribuye el aumento de dos a tres del número de actores, aumentó el número de coreutas de doce a quince, introdujo la escenografía y fundó el llamado Tíaso de las musas, donde se rendía culto a las musas y se hablaba de arte.

Fue amigo de Heródoto, a quien compuso una oda de la que solo se conserva un breve fragmento. Incluso reflejó en sus tragedias algunos pasajes de la obra del historiador. Otro de sus amigos fue Ion de Quíos. En un fragmento que se conserva de este autor se relata una anécdota de Sófocles en la que destaca su ingenio.
También desempeñó funciones religiosas: fue sacerdote de una divinidad local de la salud llamado Halón y en el año 420 a. C. participó en el acto en que los atenienses adoptaron el culto a Asclepio.
En su vejez se le atribuía cierta tacañería en los temas monetarios e incluso fue llevado al tribunal de justicia por su hijo Iofonte, que pretendía que se le declarase falto de razón y por tanto incapaz para administrar su hacienda, pero salió absuelto cuando recitó parte de su drama Edipo en Colono.
Se cuenta que, tras la muerte de Eurípides, que ocurrió escasos meses antes de la suya propia, presentó en el teatro a su coro enlutado y sin corona, en homenaje a él. Murió en el año 406 o en 405 a. C.

El teatro de Sófocles como forma literaria
Desde el punto de vista formal, se puede decir que una tragedia sofóclea estándar presenta la siguiente estructura: unprólogo, que nos proporciona, por medio de una tirada relativamente corta de versos recitados (frecuentemente en trímetros yámbicos), los precedentes del argumento de la obra; la párodo o momento en que el coro hace su entrada, bailando y cantando, a la que siguen los diversos episodios recitados a cargo de los actores. En el transcurso de los sucesivos episodios los actores hacen progresar la acción dramática. Intercalados entre un episodio y otro se suceden diversas intervenciones del coro, los estásimos, en los que el conjunto del coro ocupa su correspondiente lugar en la orquesta bailando sobre el propio terreno y cantando un tipo de composición lírica de métrica abigarrada. Los intervalos entre episodios y estásimos permiten solucionar de pasada el problema técnico del cambio de vestuario de los diversos actores. Estas partes corales o líricas llamadas estásimos suelen presentar la forma de responsión estrófica, es decir, normalmente se comienza con una estrofa, a la que sigue su antístrofa o segundo canto (cuyo esquema métrico, número de versos, etc., se corresponde estrictamente con la estrofa) y ambas unidades suelen cerrarse con un estribillo llamadoepodo. Expuesto así el planteamiento de la obra, esta se cierra con la despedida del coro, que abandona también majestuosamente la escena cantando el llamado éxodo.

Elementos conceptuales

Temáticamente, el teatro de Sófocles recurre al antiguo mito de las sagas heroicas, tal como reflejo de la tradicional vinculación entre el teatro y sus orígenes religiosos. De hecho, del total de 33 tragedias conservadas pertenecientes al siglo V a. C., nada menos que 24 se centran en cuatro grandes sagas de personajes mitológicos (la Troyana, la de Tebas, la de Micenas y la del argivo Heracles). Parece que en estas sagas mitológicas se concentran de manera simbólica, mediante traslaciones metafóricas más o menos conscientes, los principales arquetipos del comportamiento humano. Es probable que en época de Sófocles los núcleos míticos tradicionales ya hubieran alcanzado un grado notable de complejidad: por ejemplo, en la saga de Edipo pueden estar superpuestos o entrelazados diversos elementos míticos: el niño que es expuesto en el monte (trasunto metafórico de la criatura de origen divino); el éxito y la ruina de Edipo (traslación del ciclo del crecimiento y muerte de la naturaleza); o el conflicto entre Edipo y Layo, que no sería el tema del «conflicto de generaciones». En cualquier caso se puede llegar a pensar que los antiguos dramaturgos, sobre todo en el caso de Sófocles, se percataron de que los mitos poseían una fuerza especial que los hacía singularmente aptos para darles un tratamiento poético y dramático.
De otro lado, el mito posee una rica versatilidad que facilita múltiples maneras de aproximación. De hecho, el propio Sófocles le da un tratamiento personal y a veces libre. Un ejemplo de ello es la comparación entre el Filoctetes de su obra homónima y el otro Filoctetes de la Pequeña Ilíada, además de otros personajes como el papel que otorga a Crisótemis de su tragedia Electra, a Ismene en su Antígona o al propio Neoptólemo en su Filoctetes.
Otros aspecto importante es el que se refiere al papel de los oráculos y la presencia de los dioses en sus dramas. Así enAyante, aunque propiamente no existe un oráculo, el divino Calcante vaticina que el héroe es juguete de la ira y de la burla divina.
Caracteres dramáticos

Es un tópico entre los estudiosos de la obra de Sófocles afirmar que en buena medida su teatro es un teatro de caracteres. De hecho, el título de todas las tragedias conservadas (salvo Las Traquinias) corresponde con el de los protagonistas correspondientes. Cada una de estas figuras emerge como un auténtico coloso y arquetipo humano.
En el Edipo rey, la figura de Edipo resulta verdaderamente singular. Encarna el problema de la autoidentificación, que se plantea en los términos dicotómicos del parecer/ser. Edipo desea conocer la verdad, cueste lo que cueste, y en su búsqueda de la verdad se topará con tres personajes de su entorno palaciego: Yocasta, su madre y esposa; Creonte, su cuñado, y el adivino Tiresias. Ante Yocasta, Edipo se autoproclama con, quizá, la mejor definición que a lo largo del tiempo ha conocido nuestro personaje: «Hijo de la Fortuna». Ante el adivino, Edipo se nos muestra confiado y autosuficiente, ya que por su propia inteligencia ha sido capaz de adivinar el enigma de la esfinge, y a continuación promete ante sus súbditos, sin otro concurso que su misma inteligencia, librar a su ciudad de la peste que la asola.
La ironía trágica: el conflicto entre realidad y apariencia

El término «resulta» difícil de definir, pero una posibilidad es decir de ella que es aquella situación del discurso en la que el sentido literal de las palabras del que habla poseen para él un significado distinto, y casi contrario, del sentido con que lo entiende su interlocutor o su auditorio. La ironía verbal está próxima a la paradoja fáctica.
En el teatro de Sófocles se encuentra tanto la primera como la segunda, y de hecho a Sófocles se le considera el auténtico maestro de la ironía trágica, por la que el hombre que parece haber alcanzado el culmen de su fama se precipita de inmediato en las más míseras desgracias físicas o morales. Así, se puede considerar como el colmo de lo irónico/paradójico que Edipo, que desde su honestidad intelectual parece vivir solo para descubrir la verdad, sea el último que se entera precisamente de la gran verdad que ya todo el mundo conoce, que es él el asesino de su padre, el amante de su madre, y que es a la vez padre y hermano de sus hermanos, e hijo y esposo de su madre. Lo sabía el adivinoTiresias, lo sabía el coro, lo sabía su madre. Por saberlo, lo sabían hasta los espectadores; todos menos él, que en otras ocasiones ha sido el mejor sabueso que haya podido salir a la caza de la verdad.
Otro pasaje estupendo de pasaje irónico es la escena en la que intervienen Edipo, el mensajero llegado de Corinto y el antiguo pastor a propósito de cómo verbaliza cada uno de ellos la identidad de quién sea Edipo.
E igual de irónico resulta el caso de Electra, cuando Orestes finge que la urna que trae en sus manos contiene sus propias cenizas. ¿Cómo no ha de resultarle a Electra el colmo de la ironía que ella, que ha vivido toda su vida con la única esperanza de ver el día en que regrese Orestes ve ahora desconsolada que aparece un forastero que anuncia no la llegada del ansiado Orestes, sino las cenizas de su cadáver en una diminuta urna?

Obras trágicas
Serie de Edipo
Edipo rey
Edipo en Colono
Antígona

Otras obras
Áyax
Las Traquinias
Electra
Filoctetes
Anfiarao (fragmentaria)
Epígonos (fragmentaria)

Ichneutae (fragmentaria)   

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