La ciudad de Dios (De
civitate Dei libri XXII)
La ciudad de Dios
Es
una de las obras maestras de Agustín; en ella nos ofrece una síntesis de su
pensamiento filosófico, teológico y político. Fue escrita desde el 413 al 426 y
la publicó en varias partes, aunque trabaja con un plan unitario.
El
motivo por el cual escribió esta obra fue las críticas que los paganos hacían
contra el cristianismo: Roma había caído bajo los visigodos (410),
la Ciudad Eterna se había hecho añicos... De este cataclismo mundial fue
culpado el cristianismo, sobre todo por los romanos cultos y ricos que huyeron
al norte de África debido
a la caída de Roma.
Está
dividida en dos partes: en la primera combate al paganismo (l.
1-10) y en la segunda defiende la doctrina cristiana
La
tesis central de la obra es la divina
providencia, que guía la humanidad, dividida en dos ciudades,
nacidas de dos amores, el amor de sí y el amor de Dios. En ella afronta el
problema de los orígenes de la historia, de la presencia del mal, de la lucha
entre el bien y el mal, de la victoria del bien y de su eterno destino. Fue una
obra muy leída y ejerció una gran influencia en los siglos siguientes.
Algunos rasgos de su
pensamiento e influjo en la historia de la teología:
- Tiene la máxima autoridad del
siglo V al XIII.
- Sintetiza todo el pensamiento
cristiano de la antigüedad.
- Funda el pensamiento cristiano
posterior.
- Hace un sistema completo de filosofía
y teología.
- Se basa en su lema:
"Intellige ut credas, crede ut intelligas".
- En filosofía se apoya en los
neoplatónicos, con su concepto de Dios y del alma.
- En teología propone una
adhesión a la fe a través de la Sagrada Escritura, la Tradición y el
Magisterio de la Iglesia (regula
fidei).
- Estudia con profundidad la
Trinidad, la gracia y el pecado original.
- Propone los fundamentos de los
medios para alcanzar la santidad en la vida sacramental y de oración.
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